Etimológicamente, masa aparece en el castellano entre los años 1220 y 1250 proviene del latín massa que significa “masa, amontonamiento, pasta” (Cormoninas, 1973), es decir, un todo homogéneo, indiferenciable en sus componentes y amorfo en sus contornos, y solamente comprensible en su sinteticidad, no analizable. El descubrimiento de la psicología de masas es precisamente el de un protagonista unitario, inseparable, distinto del agregado de los muchos individuos que lo componen. Es por esta razón que resulta más apropiada la denominación de masa que sus otros supuestos sinónimos. Masa es un término más “masivo” que muchedumbre o su cultismo multitud (del latín multus, muchos) cuyas partes, por muchas que sean, se pueden desagregar una por una y, por supuesto, practicarles una psicología individual por separado
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